Mi
vida transcurría con la paz lenta de una
juventud
tardía.Lejos aún de la vejez,pero con
todos
los hábitos de soledad y egocentrismo
instalados
con comodidad en mi ser,pasaba mis días
grises
en ese tono penumbroso del crepúsculo.
Descartaba
cualquier posibilidad de formar una
familia,lo
tenía decidido desde siempre.
Nunca
había sido una meta para mí,ni una
prerrogativa.Adoptaba
la idea de que
casarse,tener
hijos y demás era parte del
condicionamiento
social que modela los roles.
El
tedio no me abrumaba siendo solitario por
naturaleza.El
sexo era algo ocasional.Sucedía rara
vez,como
una nevisca que cayera en el fragor del
verano.Dejaba
que la casualidad moviera las
fichas.Me
abandonaba al papel de observador de mi
propio
juego.Cuando me tocaba,aceptaba que
sucediera
sin buscarlo.Era un hombre joven y no
desagradable,de
buen pasar,cada tanto pasaba.
No
lo evitaba
Era
un simple cómodo,conforme con una situación
sin
altibajos.Pasatista de su propia historia.
Mi
trabajo me proporcionaba,en lo material,todo lo
necesario.Era
un muy buen técnico en
redes,instalador
y experto en hardware,muy
requerido
profesionalmente.Formado a nivel
universitario.Podía
alimentar mi lugar,tibio como un
nido,sin
pretensiones ni ambiciones que no pudiera
alcanzar.
Entre
los distintos trabajos que realizaba durante
la
semana,Domingos y feriados incluídos,ya que un
técnico
es como un medico que debe atender
urgencias,una
emergencia informática puede ser
desesperante
para el usuario,que se encuentra con
que
sus equipos no funcionan o la red se
desconecta,tenía
mis días vacíos.Agujeros
inevitables,que
parecían destinados a llenarse de
aburrimiento.Un
solitario empedernido también
puede
verse asediado por él,aunque no vencido.
Una
insípida navegación por la web se convertía en
epifanía
al encontrar filmes de aquellos directores
favoritos
que colmaban mi ansia.
Darío
Argento,el mago del efecto terrorífico.David
Cronemberg
o David Lynch,con sus miradas desde el
angulo
de lo extraño y absurdo.Abel Ferrara con su
violencia
melancólica.
Sí,me
gustaba el buen cine.Ver es también
crear,pensaba,lo
que en un principio aparecían como
días
vacuos se llenaban de creatividad.
La
película vuelve a filmarse en la mente que la
recibe,permanece
resonando en su memoria como un
eco
de imagenes y palabras.Lo convierte a uno en
director
y escritor de otras versiones. Personales
sentidos
con que se multiplicará cada obra.
No
tenía vicios que condimentaran
mi
cine o mi imaginación.No fumaba,no sabía
hacerlo
ni tragar el humo.
Quizá
hubiera probado la marihuana,pero esa
inhabilidad
para aspirar otra cosa que no fuera
aire,siempre
lo imposibilitó.Carecía de prejuicios
respecto
de los consumos.
Como
gran transgresión tomaba algunos tragos,no
demasiados,no
fuera a exceder la tibieza de mis
actos.No
rompería los tablones de mi propia
cerca,fabricada
a mi alrededor.
Me
agradaban en estas ocasiones,las veladas
intimas
en que mi invitada era la soledad,las
bebidas
fuertes.Había descubierto el ron
Barbancourt
por casualidad pocos meses atrás.
Tuve
que hacer un trabajo para quién tomé por
dominicano,luego
me contó que era haitiano,en
LAZONA,el
terrible aunque vulgar,barrio de la
prostitución.Creyéndolo
un proxeneta,miraba al
hombre
con aprensión,apurándome por concluir mi
trabajo
con eficencia y marcharme.Como si hubiera
advertido
mi inquietud,me contó que su profesión
era
la de Hungan,o sea sacerdote de la religión
vudú,lo
que no contribuyó a tranquilizarme.
Había
decidido dejar atrás la miseria endémica de
Haití,para
instalarse aquí donde atendía consultas
privadas.
El
me hizo probar el Barbancourt,afirmando que
era
el ron de los loas y babalaos del vudú y que lo
conseguía
de contrabando,por medio de los
dominicanos
que lo traficaban junto a las mujeres.
Como
agradecimiento por mi trabajo bien
hecho,había
logrado recuperar su disco rígido
intacto
despues de un ataque de troyanos,me
regalo
dos cajas de ron con seis botellas cada una.
Mas
adelante,si lo deseaba,podía conseguirme más.
Para
mi exiguo consumo,tal cantidad constituía una
autentica
bodega.Mi paladar estaba cautivado con
el
licor,si bien trataba de no pensar en los
loas,entidades
del vudú ni en los babalaos,sus
celebrantes.
Una
tarde de esas,irrumpió lo inesperado.Lo que
cae
como un rayo.
Aquello
que invierte la rueda del destino.
Nunca
pensé que podía suceder algo así.
Que
yo,un tibio casi frío podía caer bajo el
magnetismo
de una foto.No existía belleza ni
explicitud
que me conmovieran.Me jactaba de ello.
Nunca
una efímera torsión de electrones de la web,
Una
vulgar imagen,vorágine de la nada podrían
mellar
en algo mis emociones.
Un
cuerpo real,con su carne tangible,pasible de ser
tocada,acariciada
o mordida apenas lograba
movilizarme
en una inercia del azar.
La
convencional tormenta tan apta para el crimen
como
para el amor o el simple sueño,se prestaba
igualmente
a una tarde de cine y navegación.
El
algoritmo buscador,se agitó con el lejano sonido
a
huesos de un cubilete de dados cargados,que
fuera
a echar la cifra de mi infortunio.
Bajo
mis dedos pulsantes sobre el
teclado,temblorososos
sobre el mouse,como un niño
explorarando
por vez primera el continente
femenino.La
búsqueda arrojó un resultado no
previsto
¿Casual?
Apareció
ella.
Mi
tranquilidad se agotó desde aquel día.No creí
que
un puñado de pixeles me enloquecería.
La
portada de una sensualidad exquisita.
Las
fotos internas crudas,con la máxima exposición
de
su cuerpo.Las mil y una poses de su belleza
abierta.La
delicada anatomía de su piel rosada.
Cubierta
con el velo invisible de un erotismo
dulce,el
deseo en estado puro la envolvía con su
aroma
de almizcle.
La
santidad del sexo emanaba de ella.
Todas
sus perversiones también.
Cándida,cruel
y puta.
Vivo
loco.Poseído,adicto a esas imágenes.
Presiento
que ella vive en Buenos Aires.
Lo
SE.
Debo
tenerla,debo penetrarla.Disponer de ella de
manera
tal que su cuerpo,su tiempo,su espíritu me
pertenzcan.
Ahogarme
en su numinosa presencia o quemarme con
SE
que la encontraré a costa de lo que sea.